«La fidelidad a Dios no es algo estático, sino profundamente dinámico. La fidelidad de ayer ya no basta hoy. Precisamente, esa fidelidad de ayer trae consigo una gracia que nos capacita y exige avanzar hoy un poco más que ayer. Fiel es el que lucha cada día por crecer en amor a Dios y a sus hermanos».
Agustín Filgueiras,
Orar con una sonrisa diaria