«Solamente Dios puede cambiar y sanar el corazón que Él creó y cuyas profundidades y sentimientos sólo Él conoce: «Quitaré de su cuerpo su corazón de piedra y les daré un corazón de carne » (Ez 11,19). Nuestro Dios salvador comenzó su vida pública diciendo que había sido enviado para sanar a los de quebrantado corazón: «El Espíritu del Señor está sobre mí… para sanar a los de quebrantado corazón» (Lc 4,18).»
Francis Larkin,
Comprendiendo al corazón